El mundo está para que te conozcas.

Si ves un espejo y no te gusta lo que ves, no culpes al espejo. Si ves el mundo y no te gusta lo que ves, no culpes al mundo.
Desde hace muchos, muchos años en mis conferencias he explicado: el mundo entero «que ves» es un mero espejo de tus creencias y pensamientos predominantes de tu interior. Casi me atrevería a decir que para eso está el mundo, para que te conozcas tú!
Analiza qué ves mayoritariamente del mundo. Escúchate y atrápate conscientemente observando los temas de los que más sueles hablar. La mayoría de la gente solo habla, alguien procurando nueva conciencia pone atención a lo que habla. Recuerda que las palabras son la manifestación acústica de pensamientos. Conócete analizando «lo que te brinca» del mundo. Si no te gusta, ten la certeza de que no es problema del mundo. Eres tú, es esa gran parte de ti que no te gusta siendo observado por tu yo superior. Que algo no te guste es un tipo de invitación a cambiar. Y aceptarás la invitación hasta que no te guste en la magnitud suficiente.
Si te gusta lo que ves del mundo, felicidades. Te gusta lo que has cultivado en tu interior, y muchas veces también te puede gustar por lo que no has permitido cultivar en tu interior. Amorosa e inteligente actitud para contigo mismo.
Observa con atención el mundo. O diría mejor: observa con atención el nivel de mundo para el que has desarrollado determinada capacidad para ver y que por merecimiento sólo puedes ver ese nivel de la miríada de posibilidades, casi infinitas, que ofrece para ver.
Y una última sugerencia -que casi es también para mí, lógicamente-: si empiezas a ver un mundo mejor, dedícate a disfrutarlo enormemente! No intentes que otro lo vea! He notado que así no funciona la invitación a ver un mundo mejor. Más bien goza tu solo el hallazgo. Es más sano. Y simplemente pon atención para ver si de puro merecimiento y resonancia vibracional hay por ahí, en tu nueva conciencia del mundo, algún otro ser que vea lo mismo. Se entenderán y el divino nexo lo sentirán ambos como el deseo del surgimiento de una nueva amistad.
No puedes invitar a que otro vea lo que tú. Puedes tener la dicha de encontrarte con otro que ya lo alcanzó a ver también. Son historias distintas.
Mientras te encuentras con aquella nueva persona, siempre será mejor guardar profundo silencio mientras contemplas jubiloso lo que tu nueva conciencia te permite ver de lo que sientes como un nuevo mundo. Disfruta. Para aquel que goza intensamente de lo bueno, dichoso y verdadero pronto se le abren más puertas de ascensión a siguientes niveles más intensos y profundos de dicha y gloria. La dicha no acaba para quien la empieza a ver. O lo que sería lo mismo: la evolución interior no acaba para quien decide empezar a evolucionar. El viaje es personal. No se viaja ni en pareja.
Y lo mismo sucede en sentido contrario. La oscuridad y sus manifestaciones de maldad y preocupación no acaban para quien las empieza a ver en el mundo. Has notado cómo alguien que vive comunicando dolor y tragedia parece que conforme pasa el tiempo vive más de ello? O lo que sería lo mismo: la involución con su perezosa postura interior de no hacer nada por crecer y ser mejor persona, tiende cada vez más hacia lo mismo.
Querido, querida, te llamará la atención del mundo solo aquello para lo que tienes capacidad de disfrute en tu interior. Observa qué te atrae del mundo y eso es lo que más has dejado crecer en tu interior.
Te escribo esto en mi iPhone una mañana de domingo mientras tomo un exquisito café rodeado de divino silencio. Simplemente quería escribir una frase y cavilando me salieron letras como manantial. Disfruté mucho esta experiencia. Será lindo si sincronizan los significados de estas letras con tu momento y capacidad para ver y se convierta este tiempo en un breve momento de disfrute vía tu lectura. Recibe un abrazo querido lector, lectora.
Emoción por existir!
-Alejandro ArizA