El despertador.

Todos en algún momento hemos llegado a sentir odio contra el despertador. Lo curioso es que ese coraje o molestia es ¡precisamente por que te despierta! Cuando el despertador hace su trabajo, lo que normalmente deberíamos hacer todos es simplemente “despertarnos”. Para eso lo pusimos a nuestro lado. Pero al paso de los años he notado, paradójicamente, que muchos cuando el despertador hace su trabajo, ¡en vez de despertarse, se molestan y acallan al despertador! Algunos pueden hasta golpearlo para que no les despierte. ¡Qué se calle! Algunos se molestan aún más cuando su pareja es la que se está despertando y por el trabajo del despertador que está tan cerca de los dos es que se despiertan ellos también cuando lo que deseaban era seguir dormidos. ¡Molesta que la pareja despierte cuando nos conviene que siguiera dormida para no hacernos ruido! Se odia aún más al despertador.

Hasta aquí las cosas se oyen muy naturales. El problema para algunos de nosotros es cuando nosotros mismo somos el despertador!

Mi consulta, mis terapias, funcionan como despertador para muchos. Ya te imaginarás lo que algunos pacientes quieren hacer conmigo. Ya te imaginarás cuando despierto a la pareja y el otro prefería, o incluso le convenía, que siguieran dormidos. En fin. Mi trabajo a momentos es delicado.

Piensa un rato en tu despertador. Normalmente tú pagaste por él, tú lo compraste para que realizara su natural función, tu lo programas a la hora que necesitas, tú lo eliges la hora de tu despertar. Luego no deberías molestarte cuando el despertador simplemente haga su trabajo, un trabajo que tú le asignaste y elegiste para tu bien. Piensa un rato en tu despertador. Piensa un rato en tu reacción para despertar.

Sugiero que despiertes. Sugiero que como pareja despierten más o menos a la misma hora. Literal y metafóricamente. Habrán menos problemas. Surgirá más dicha.

Lee esta nota otra vez. Al principio claramente sentiste que se trataba de un despertador común y corriente. Pero ahora lee toda la nota con la fuerza de una metáfora de vida real. Observa tu sentir al respecto. Analízate.

¡Buenos días! ¡Ya es hora de despertar!

-Alejandro ArizA.

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